RUMIANTES
Los rumiantes son animales del orden Artiodactyla que digieren los alimentos en dos etapas: primero los consumen, y luego realizan la rumia, que consiste en la regurgitación del material ingerido.
A lo largo de un día, estos animales pueden ingerir un 10% de su peso en pasto y forraje, lo que implica que podrían comer hasta 50 kilos de comida cada 24 horas.
La forma en que comen estos animales es enrollando el pasto para luego arrancarlo usando sus incisivos inferiores de la boca. Hecho esto, mastican con los dientes y después salivan añadiendo a la comida urea y bicarbonato, elementos que ayudarán en la digestión.
Luego, pasa al esófago, ya comunicado con el estómago. Aquí se encuentra el bolo alimenticio que pasa del esófago al estómago en el proceso de deglución. Aunque en realidad, superada esta fase, el bolo llega a los dos primeros estómagos de los rumiantes (y no solo a uno), que son el retículo y el rumen.
Ahora, el animal almacena comida en el rumen, donde empieza un proceso de mezcla. Después, estos alimentos son regurgitados y pasan a ser masticados por el bovino. Este es un proceso que se da entre el retículo y el rumen y que dura unas 6 horas.
En el rumen se encuentra la flora bacteriana que transforma la comida en ácidos grasos volátiles. Luego, pasan al tercer estómago, que es el omaso, donde se reciclan aguas y minerales.
Finalmente, el alimento llega al abomaso, donde hace una función de cuajado y en el que las enzimas desdoblan proteínas y absorben nutrientes. Después, pasa por los intestinos, primero el delgado, que digiere la glucosa y los ácidos grasos y aminoácidos. Segundo, lo que no se aprovecha pasa al grueso para ser expulsado en forma de heces por el recto.
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